miércoles, 8 de septiembre de 2010

Otra vez la pinche Licha!

No sé su vida, la mía siempre ha sido una eterna y constante despedida, voy y vengo al antojo de mis caprichos y, no sólo eso, víctimas y victimarios lo aceptan; por momentos lo asumen y entre suspiros esperan lo contrario mientras firman el contrato de las reglas no escritas.

Soy voluble, la mayoría de las veces fría y caprichosa. Acostumbro tener lo que quiero y cuando lo quiero y, hasta ahora, la suerte ha estado de mi parte. Cuánto me duren esos mimos del destino, no lo sé, pero hoy los disfruto, y mucho. ¿Karma? No me preocupo, soy amiga de las parcas.

Estoy acostumbrada a los reclamos, a los desvelos y a las charlas intensas donde muy rara vez hay un equilibrio entre ambas partes.

Me gusta ser inspiración, me gusta que me pinten, que me compongan canciones y versos breves -de esos, la mayoría los guardo-, me gusta que me saquen fotografías donde buscan lo mejor de mí para alardearlo al mundo y, a veces, hasta me han rebautizado con el nombre de algún personaje con quien me quieren comparar.

Alguien, no diré quién, hace poco, decidió ningunear el nombre de pila que mis padres tardaron tanto en escoger y me llamó, Alicia. Pensé que era un nombre arrojado por la fiebre de la película -muy mal adaptada, por cierto- pero no. En una de esas charlas telefónicas de duración magnánima, se me explicó que esa relación entre Alicia y yo era debido a la gran escena donde la niña del cuento desea despertar al Rey y la detienen argumentando que todo lo que ella ve es parte del sueño del Rey y que si lo despierta todo se derrumba. Yo estaba a punto de decir “cuidado, yo viajo ligero y no permanezco mucho en el mismo sitio” cuando cerraron su discurso con un “Por favor, Alicia. No me despiertes de este sueño, porque entonces, todo el mundo que he creado contigo se me derrumbaría”.

Me quedé en silencio, no podía decir nada porque él -eso pensé hace unos meses y eso pienso ahora- ya lo presuponía y, digamos, me estaban pidiendo un favor.Una mentira piadosa, básicamente, propuso que omitiera mencionar lo que él ya sabía de antemano. ¿Me equivoco?

Al final, me fui, como siempre. Él sólo se limitó a decir después de un rato “Maldita sea Alicia y al diablo con sus mundos”. Me bloqueó de todo lo bloqueable y me tiró, seguramente, algún tipo de magia negra.

Ah! Chinga!? 0_o ¿Ahora resulta que la culpa la tuvo Alicia?

Odio cuando creo que entiendo qué pasa, pero todo lo que entiendo lo entiendo chueco.

2 comentarios:

  1. Construir imágenes es inútil y agotador, lo sé, soy experto...
    Cuando la imagen se cae irremediablemente como siempre, solo nos queda buscar un culpable de nuestro propio fracaso...

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