jueves, 30 de diciembre de 2010

La omnipresente duda

Todos tenemos velitas prendidas. Unas, muy pocas, se prenden y se quedan ahí como estacionadas, ni su flama es más grande, ni se les acaba el pabilo. Éstas se guardan con cariño especial, a veces, lacerante.

Ni se va ni se queda, pero la llevas contigo. La resguardas en rincones propíos pero que a tu mano aparenten ser inalcanzables. Como si de pronto ocurriera el milagro de que todo se resolviera a tu favor, y dejaras de guardar nostalgias y deseos escabrosos, miedos.

¿Seré tu velita?

Quiero saber qué piensas, quiero saber qué haces, que hiciste y qué vas a hacer. Necesito dominar tus discursos, qué hablas..., qué escuchas. Advertir dónde caminas y a dónde vas y, aun más, sobre todo y con todo, debo saber si en esas algarabías, me imaginas contigo.

Ya no me canso de olfatear tu rastro. El inconsciente deja mi aroma. Odio tu indiferencia pero odio aun mucho más cuando me notas, te hace ajeno pero probable. Me hace débil.
  
Aun me tienes y pongo resistencia. Mi reaccionar es huir. Sé qué quiero de mí contigo, pero ya no eres lo que vi. Sé lo quería y sé lo que perdí. No quedan muchas reliquias después del cataclismo donde  alguno de la bina ya no quiere ... y el otro quiere más.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Una canción a tus ráfagas de odio

Instrucciones para cantar esta canción:

1. Piensa en la persona que te roba los suspiros. También puede ser la que te roba los sueños por el día o la que te deja sin dormir por las noches.
2. Da click  aquí --->


3. Canta

martes, 21 de diciembre de 2010

En el pedir está el dar

Uno puede hacer diversos tipos de declaraciones, desde la fiscal hasta la amorosa. Puedes hacerlas bajo una premisa honesta o con una argumentación engañosa. El emisor -en cada palabra, cada gesto- detona una munición insólita que, casi siempre, después de haber cumplido el cometido, regresa a la espalda de su creador. Muchas veces, ni siquiera sabes el peso de estas declaraciones hasta que lo escuchas en bocas ajenas.

Hace un tiempo, mi talón de Aquiles, el único ser que hasta ahora puede hacer de mí lo que quiera y cuando quiera, me buscó sólo para que al final -nuevamente- se marchara con mi corazón en las manos. El diálogo final es imborrable:

Él: Y, por favor, ya no me sigas, ya no me busques.
Yo: Pues, entonces, no te vayas.

Sin duda era una abierta declaración de no-amor vs amor. Después de todo un torbellino de palabras, rencores y besos, él se fue.

Pero no todas las historias con declaraciones similares terminan así. Un diálogo en una boca ajena fue:

Ella: Yo sé que ya no me quieres, pero yo a ti sí... y mucho, así que te chingas.
Él: (Da dos pasos y regresa sobre ellos en dirección a ella, la mira reconociendo a la mujer de noches atrás, de días en ella.) Perdóname.

(Besos, besos, besos y besos mientras vuelven al apartamento)

MORALEJA: Los hombres entienden con groserías. u_u

Mujer, mujer... el diablo está aquí en la puerta

El Diablo es una figura que, de entrada, provoca sentimientos encontrados, te espanta y te atrae. Te invita a conocer esos lados oscuros, te...