miércoles, 21 de agosto de 2019

Mujer, mujer... el diablo está aquí en la puerta

El Diablo es una figura que, de entrada, provoca sentimientos encontrados, te espanta y te atrae. Te invita a conocer esos lados oscuros, te refleja como un espejo de verdad, que a algunos enorgullece y a otros espanta. Es el inconsciente mismo, tus deseos más profundos. Deseo y miedo al mismo tiempo. 

Se puede hablar mucho del origen simbólico y de lo que representó su significado desde lo helénico: placer desmedido. No por nada se le relaciona con Dionisio y con Pan.

FIesta, alcohol, tentaciones; el Lobo de Wallstreet hecho figura, eso es el diablo y todos tenemos uno, un diablo personal que te tienta a la sinrazón y te contrapone con tu Yo más oscuro.

En el tarot su figura es clave, es lo más terrenal, lo más humano. Es la tentación del libre albedrío. En el amor es una obnubilación, la obsesión de tener al otro en cuerpo y voluntad, es lo sexual, el placer sin fin, la carne sin razón, el control absoluto, la sumisión del alma y/o el cuerpo. 

Es Diablo todo aquello que te invita a corromper la moral católica -no, no importa que seas ateo, seguramente aún no te has dado cuenta que te riges bajo su moral–;  es lo más candente, lo desmedido. 

Todos hemos enjuiciado moralmente el Diablo y también, quizá hasta al mismo tiempo, todos lo hemos sido. El hombre es una especie de juez y parte. ¿Cómo no serlo? ¿Cómo no jugar con esa dualidad si el enemigo de la moral, el amante del pecado es al mismo tiempo el que aparenta ser nuestro mejor amigo? ¿Cómo no invocarlo si es tu mayor deseo y tu mayor miedo hecho posibilidad? Todos somos el Fausto de Goethe y todos somos Mefisto.

Seamos Fausto, vendámosle el alma aunque sea una vez a los demonios, vayamos a triunfar a nuestro Wallstreet. No pasa nada: “nos va a doler pero nos va a gustar”. Déjense tentar y, también, sean el Diablo. ¡Qué rico es saberse la tentación de alguien! ¡Propónganlo! ¡No se detengan hasta que alguien sea su Fausto! ¡Callen las voces de la moral cristiana y no tiren la toalla hasta que aunque sea por una noche, alguien les venda el alma y no los saque de sus deseos más pecadores, nunca.   


lunes, 19 de agosto de 2019

domingo, 11 de agosto de 2019

Cuando sueñas con boda...


Hoy desperté con ganas de escribir en este blog (otra vez), y es que mi sueño influyó mucho. Desperté y quería contarlo. Soñé que estaba en una boda. Mi bisabuela decía que soñar con boda es muerte, pero ya perdí el miedo, siempre se me van de a tres y esta semana se fue el tercero, así que los que quedan, por ahora están a salvo.

No recuerdo quiénes se casaban, de hecho, creo que los novios nunca estuvieron ahí, pero la fiesta estaba buenísima. Había muchos rostros conocidos, sobre todo de mi adolescencia, aunque también habían personas de otras etapas de mi vida. 

Todos ahí estábamos bailando con nuestras ropas de gala y de repente el dj quitó la música para pedir sugerencias. Yo, sin pensarlo, exigí una y la grité tanto y tan fuerte (como siempre que me emociono) que él no tuvo más remedio que ponerla. 

Recuerdo que en cuanto comenzó a sonar, yo brinqué como en las fiestas de secundaria a las que me iba sin permiso y en las que brincaba hasta tener dolor de piernas. Cerré los ojos, no sin antes ver que muchas otras chicas de la fiesta también brincaban y cantaban  a garganta completa fingiendo tener un micrófono en la mano despeinándose los chongos tipo fiesta.

No tengo idea de por qué mi inconsciente recordó esa canción (y toda la letra) o de por qué me pareció la rola más pertinente para un casamiento; tendré que tratarlo en la sesión de psicoanálisis, pero sí recuerdo que buscarla y ponerla fue lo primero que hice en la mañana y, mientras me bañaba, canté y bailé como cuando tenía catorce. Ese tiempo en el que mi máximo problema en la vida era jinetear el importe de las caguamas y evitar que mi mamá me oliera a cigarro. 

Les dejo la canción. 






Mujer, mujer... el diablo está aquí en la puerta

El Diablo es una figura que, de entrada, provoca sentimientos encontrados, te espanta y te atrae. Te invita a conocer esos lados oscuros, te...