Hace un tiempo, mi talón de Aquiles, el único ser que hasta ahora puede hacer de mí lo que quiera y cuando quiera, me buscó sólo para que al final -nuevamente- se marchara con mi corazón en las manos. El diálogo final es imborrable:
Él: Y, por favor, ya no me sigas, ya no me busques.
Yo: Pues, entonces, no te vayas.
Sin duda era una abierta declaración de no-amor vs amor. Después de todo un torbellino de palabras, rencores y besos, él se fue.
Pero no todas las historias con declaraciones similares terminan así. Un diálogo en una boca ajena fue:
Ella: Yo sé que ya no me quieres, pero yo a ti sí... y mucho, así que te chingas.
Él: (Da dos pasos y regresa sobre ellos en dirección a ella, la mira reconociendo a la mujer de noches atrás, de días en ella.) Perdóname.
(Besos, besos, besos y besos mientras vuelven al apartamento)
MORALEJA: Los hombres entienden con groserías. u_u
¡Que bonito y encantador mini cuentito-anécdota-anotación!
ResponderEliminarBeso.