domingo, 18 de septiembre de 2011

IS ALL FULL OF LOVE?



"Is all full of love?", le pregunté a muchos, y después exponía al mundo frases propias y prestadas al respecto. Hubo quien contestó y también quien guardó silencio. Me senté y reconocí a quienes hablaban pero sólo eché raíces en los sueños de los que verdaderamente se desdoblan en las charlas.

   Junté muchos costales de palabras. Las empuñaba mientras caminábamos por horas, o simplemente, se desbordaban y llegaban a mi boca como espuma de cerveza oscura o como café en manos de una taza despistada.  Muchas de ellas aun cuelgan de mis oídos como racimos jugosos. Me susurran todo el tiempo. Hoy, por ejemplo, imitan a mi madre mostrándome que no sólo soy hija, sino que soy Christiane. Otras a unos cuijos quienes comparten que uno puede medir los espacios de su vida sin flexómetros, sólo con bracitos que cuentan metros, cuartas que calibran en decímetros y abrazos que estiman tiempos, salas y vidas. 

   Guardo ahí también a una hermana hecha de morado. Ella sale diario y me toma de la mano, me ayuda a ponerle rostro a los viajes, sabores a la música, rojo a las salas, mundo a los colores y tiempo a la paciencia; aun no logra que corra una hora diario, pero sigue intentando. A mí, siempre me falta tiempo, quizá a ella también, pero Morado, invariablemente, sabe esperar a que éste vuelva a sus manos. Yo aun no, y desespero. Afortunadamente, tengo tres voces hermanas -siamesas, a veces- que me ayudan en mis tentativas de llevar mejor mis pasos. Me ven llorar, me escuchan reír y me observan hacer las dos maniobras casi al mismo tiempo. Ellas me ven dormir, despertar, correr, caer, comer manzanas y pasto. Curan mis rodillas raspadas y mis resacas eventuales. Miran mis ojos y nadan ahí como si fuera un mar suyo –porque lo es- escuchan mis gritos más desesperados desde lejos y suben escaleras infinitas sólo para acompañarme en la aventura. Ellos también mudan mis letras, mis sonidos y mi ropa; acomodan mis sueños y mi cama a la luz de la ventana, luego, se recuestan en ellos para entenderlos entre almohadas.

   Esos bultos traen también voces de peregrinares sorpresivos, de abuelas jarochas que nos cocinan en barro, de pequeños con las manos bien abiertas intentando distinguir el sabor de los colores de un mercado. Cargan en mi espalda murmullos de un mundo que, antes de cerrar, @gerakuti compartió conmigo haciendo que mis ojos se quedaran en sus notas, en su café por la mañana, en San Cristóbal y sus casas.

   Estos mismos sacos acarrean, de igual forma, las voces que se reconocen por el tiempo, las que echaron raíces de antaño, esas que te ven crecer y decir frases rebuscadas que fracasan en pretensiones eruditas. Versos que son blandos porque te falta vida para hablar de cosas que aprendes a la mala. Esas mismas que te untas y te alistan para cantar "Disco 2000".

   Atraparon igualmente algunas frases casi de mí, de ti y de nosotros, que a veces ansío que sean sólo para mí. Versos que sustituyo por ausencias y que me llegan como viento fresco cuando estoy a punto de buscarte hasta el final del mundo, el tuyo. Esos que me detienen el corazón un poquito, así como cuando te abrazo fuerte, de frente y de puntitas.

   En fin, así pues, después de tanto camino andado con algunos pasos tan cargados, creo que está demás decir que  la respuesta al titubeo que hoy pretende caminar se reduce a lo siguiente:
               



Gracias a todos por darme la mano un año más.














                                       

3 comentarios:

  1. Ey! Qué lindo texto; un lujo y un honor encontrarme entre todos ellos y saberte imprescindible en mis viajes... un lujo y un honor haberte conocido. Te quiero "miamor"!! Felices 30 vueltas al sol!!

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  2. Ahhh muy bonito, y otra vez muchas felicidades.!!

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  3. Felices 30 vueltas al sol??? jajajaja

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